El papel femenino en la tradición budista es una de las fuentes más importantes a través de las cuales uno obtiene la inspiración para implicarse en la práctica del Dharma de Buda. Ha habido numerosas mujeres pioneras significativas en la tradición budista tibetana, comenzando con la ‘Buda Madre Primordial, Samantabhadri’ (Kuntu-Sangmo), Arya Tara, Sarasvati, Sukhasiddhi, Niguma, Yeshe Tsogyal, Mandarava, Machik Labdron, Jomo Menmo, Sera Khandro, Tara Lhamo y muchas más. La comprensión tibetana del principio femenino como madre se configuró de una variedad de fuentes dentro de la tradición budista. La fuente más importante fue el Yumchenmo, la Gran Madre Prajnaparamita, Sutra indio del Mahayana, que data del siglo II aC. y que continúa influyendo en Tíbet hasta el día de hoy.
Mientras el ilustrado rey guerrero Gesar de Ling demuestra lo mejor de la capacidad masculina, a través de la presencia auténtica y las bendiciones compasivas, también Yeshe Tsogyal demuestra lo mejor de la capacidad femenina, a través de comprometerse con la vida con sabiduría. Es lo femenino que es particularmente adecuado para atravesar las emociones perturbadoras, los obstáculos y la ignorancia. Lo femenino acentúa naturalmente el amor bondadoso y la delicadeza parecida a la madre, y aún así es capaz de enfrentar la experiencia plenamente y trabajar directamente con la energía tántrica en toda su crudeza. Estas habilidades complementan la fuerza de lo masculino, y en conjunto, se apoyan mutuamente para que la vida se viva y se comprometa plenamente. Las mujeres integran la práctica doble del ‘Método y la sabiduría’ y mediante esta unión de método y sabiduría, uno se conduce al estado de la iluminación, que está libre de los sufrimientos de la vida samsárica. Por lo tanto, no importa dónde y cómo se vive, se puede contribuir de varias maneras: a través de la generosidad, el compromiso social, la sabiduría o la práctica. De hecho así es cómo uno vive una vida digna.
De acuerdo con el budismo tibetano Vajrayana, está claro que no hay diferencia entre hombre y mujer en términos de practicar y lograr la iluminación. Además, en los tratados Vajrayana se enfatiza de manera importante que las grandes practicantes femeninas desempeñan un papel clave en los viajes espirituales de todos los seres al guiarlos, enseñarlos e iniciarlos, y de hecho han beneficiado a innumerables seres conscientes en el pasado. Para los tibetanos, lo “femenino” se refiere a las cualidades ilimitadas, inaprensibles y conscientes de la naturaleza última de la mente; también se refiere a la forma intensamente dinámica en que esa toma de conciencia socava los conceptos, las vacilaciones y los obstáculos en los viajes espirituales de los practicantes Vajrayana femeninos y masculinos. Lo “masculino” se relaciona con las cualidades de la compasión intrépida y las acciones que surgen naturalmente de la realización de la conciencia ilimitada, y la confianza y efectividad asociadas con la acción iluminada. Desde este punto de vista sagrado, podemos entender cuán importante es unir o aunar las cualidades masculinas y femeninas para ampliar aún más las prácticas secretas del budismo Vajrayana.
Vajrayoguini (Dorje-Naljorma) es considerada la reina de todas las Dakinis en el panteón budista tibetano; ella es la forma tántrica preeminente del Buda femenino. Vajrayoguini es importante en todos los linajes tántricos del Tíbet y se dice que transmitió directamente sus enseñanzas a través de los siddhas Naropa, Maitripa e Indrabhuti. Ella está particularmente relacionada con la ‘Nueva Escuela de Traducción’ (Sarma) del Budismo Tibetano con el Annutara-yoga-tantra, el Enfoque de la Meditación Insuperable que es la más alta de las cuatro clases de tantra. Vajrayoguini también tiene otras manifestaciones, como en la tradición Chakrasamvara, en la que la forma más cercana a Vajrayoguini es Vajravarahi, la Cerda Vajra (Droje-Phakmo). Kurukulla es otra forma de Vajrayoguini, que magnetiza especialmente la pasión y la transforma en sabiduría.
La forma más airada de la deidad de meditación Vajrayoguini es Troma-Nagmo, Kalika, Dama Negra Airada. Ella está particularmente asociada con el ‘Chöd’, una disciplina de meditación tántrica basada en la Prajnaparamita. Troma Nagmo es también la manifestación supremamente airada de Vajravarahi. La Dakini Yeshe Tsogyal fue una de las consortes más inspiradas y prominentes de Guru Padmasambhava y la emanación de la palabra de Vajravarahi. Ella personifica el significado completo de ‘bailarina del cielo’ (dakini) cuando aparece, y su forma visionaria es clásicamente entendida como danzando, que despliega dinámicamente su sabiduría, manifestando incesantemente las actividades de Buda. Se llama Sarasvati (Yangchenma), la gran Bodhisattva femenina del conocimiento, la cultura y la música, la consorte pacífica de Manjushri. Yeshe Tsogyal en su dimensión visionaria fue la radiante Tara Blanca (Dolma-Karmo) la salvadora que, con sus siete ojos compasivos, atiende la salud y el bienestar de los seres en todos los ámbitos. En su forma más sutil y esencial, Yeshe Tsogyal se llama ‘expansión de Mahasukha Kuntu Sangmo Samantabhadri, la reina totalmente buena’. Esta deidad se llama la Buda Madre Primordial, fuente de toda iluminación.
Fuente: http://ripa-international.com/about/ripa-lineage/