ENTONCES TRULSHIG DE NYANG y otros yoguis tibetanos preguntaron, “Maestro, como piensas marchar a la India y no permanecerás aquí por más tiempo, ¿cómo deberían comportarse los yoguis tibetanos de las generaciones futuras?”
El Maestro Padma respondió:
Escuchad, yoguis tibetanos dotados de la confianza de la visión y la meditación.
El yogui verdadero es vuestra naturaleza innata no fabricada.
“Yogui” significa realizar la sabiduría de la conciencia pura.
Así es como realmente obtenéis el nombre de yogui.
En la visión, sed libres de la ambición, no caigáis en la parcialidad.
En la meditación, sed libres de los puntos de referencia, no caigáis en la fijación de vuestra mente.
En la conducta, sed libres de la aceptación y el rechazo, no caigáis en el apego al ego.
En el fruto sed libres del abandono y del logro, no caigáis en el aferramiento a las cosas como siendo reales.
Al mantener los samayas sed libres de limitaciones, no caigáis en el fraude ni en el fingimiento.
Sed libres de prejuicios hacia el Budadharma, no caigáis en el sectarismo de las escuelas.
Las apariencias son ilusorias, no caigáis en lo ordinario.
La comida es sólo para sostener vuestra fuerza de vida, no os denigréis por comida.
La riqueza es ilusoria, no caigáis en el anhelo.
La ropa es para protegeros del frío, no caigáis en las prendas lujosas.
La igualdad es no dual, no caigáis en compañías íntimas.
Sed libres de la preferencia por un país, no os atéis a una tierra natal.
Haced de una cueva vacía vuestra morada, no os adhiráis a la vida monástica.
Haced vuestra práctica en soledad, no caigáis en reuniones sociales.
Manteneos separados y libres del aferramiento, no caigáis en el apego.
Sed un yogui auto-liberado, no caigáis en la charlatanería.
Yo, Padmakara, ahora me marcho.
Si vivís en el presente o apareceréis en el futuro,
yoguis tibetanos de las generaciones futuras,
guardad esto en vuestros corazones.
Así dio instrucciones.
Este ha sido el trigésimo capítulo de la historia de la inmaculada vida del Maestro Nacido del Loto, que narra, cómo el Maestro Padma dio sus últimos consejos a los yoguis del Tíbet.